jueves, 19 de abril de 2012
Columna de Marisol Ayala
Marisol Ayala
Columna semanal para Canarias7
Tengo a Carmen Nuez, la nueva Presidenta del Sindicato Profesional de Médicos de Las Palmas, como una de las personas más sensatas de cuántas he conocido y lo sé bien porque es “mi médica”. Su entrega a los enfermos durante más de 15 años en el Centro de Salud de Guanarteme y antes en General Sanjurjo la he vivido de cerca como paciente y como amiga. Su eterna preocupación por una sanidad más justa, más social, su capacidad para escuchar a ese enfermo achacoso que tiene más dolor en el corazón que en las vértebras, es una opinión más que muy extendida. Desde la amistad hemos vividos episodios de atropellos administrativos fallidos que no pueden ser revelados para no comprometerla, pero les aseguro que dónde ha habido un enfermo que consolar o una situación que denunciar ahí ha estado Carmen. Sin horario ni calendario.
Por esos días cuando la escuché indignada con la decisión gubernamental de cobrarles a los pensionistas un 10% por recetas, su tono delataba mucho enfado. Le estaban dado donde más le duele. Carmen, que ejerció varios años como directora del Centro de Salud de Guanarteme, el más populoso de la ciudad, ha sido el consuelo de muchos ancianos, jubilados o no, que la adoran y ella lo sabe. De hecho, si un día no pasaba consulta al día siguiente ya andaba por allí su “clientela” para saber si “la médica” estaba enferma, si sus hijas se encontraban bien o si su asma le había vuelto a dar de lata.
Una tierna imagen
Cuando Carmen dio el salto al sindicalismo los enfermos perdieron a una amiga médico y sus compañeros ganaron para el Sindicato Profesional de Médicos de Las Palmas a una mujer sensata, tenaz, amante de su profesión y justa hasta decir basta. Nadie en el ámbito de la medicina generalista ha defendido desde el silencio la sanidad pública y sus enfermos como ella lo ha hecho. Igual, puede ser, pero más, no. Se da la circunstancia de que en Guanarteme y Mesa y López donde ha ejercido la medicina tantos años hay una franja de vecinos ancianos o jubilados a los que en muchos casos han de auscultar en sus casas porque se encuentran o encamados o muy viejitos. Es gente que ha trabajado duro, que se ha dejado la piel y la vida en casas maltrechas y que ahora viven con el susto en el cuerpo. Ya sus recetas no son gratis.
El gobierno del Rajoy cada vez más “Pinocho” les exige que de sus míseras pensiones, en la mayoría de los casos no superior a los 400 o 500 euros, paguen el 10% por receta. Después de la médico sindicalista, escucho a una jubilada que dice tener 73 años y cuyos sollozos apenas le permiten hablar. “Sabía que con el PP vendrían cosas malas, pero no pensé que fuera tanto…”. Es de tal inmoralidad y de tal insensibilidad recortar por los que menos tienen que solo deseo que los que hoy dictan leyes contra los más débiles se vean en el brete, al igual que los jubilados, de elegir entre comer o medicarse. O dejar de pagar la luz o el alquiler o prestar la modesta ayuda a unos hijos que están en paro; se que lo que escribo lo han escrito ya otros, si, pero sigo abrigando la esperanza de que la cordura toque en la puerta de esos tipos de trajes negros que se trasladan en coches de alta gama, viajan y se alojan en los mejores hoteles con nuestro dinero. Son políticos. Tengo la certeza de que a ellos no les afectarán jamás los recortes sanitarios.
Sé también que ni siquiera harán espera para ser operados pero igual un día, ojalá, alguien les recuerde que en la calle, en la vida diaria, nadie vive como ellos. Que alguien les cuente un día que en esta sociedad hay ancianos enfermos que no podrán ir al médico porque carecen de 1, 2 o 3 euros para que pagar lo que le imponen por sus recetas. En fin, que la propuesta del Ministerio de Sanidad pone fin a la histórica gratuidad de los medicamentos para pensionistas. Un atraco a nuestros queridos abuelos, los más vulnerables, los más necesitados. Cuando se apruebe el ordeno y mando, al parecer en el próximo consejo de Ministro, todos los pensionistas pagarán sí o sí el 10% por receta, porcentaje que subiría a un 20% en el caso de las rentas más altas. Como argumento para rechazar el insólito impuesto contra nuestros jubilados Brígida Mendoza, Consejera de Sanidad del Gobierno canario ha puesto voz a lo que pensamos todos. Millones. “La medida penaliza estar enfermo y aplicarla sería socialmente injusto”. Pues ya saben queridos abuelos hagan acopio de medicamentos porque a ustedes, a nosotros, no nos defiende nadie. Bueno, si, Carmen Nuez, mi médica.
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